miércoles, 12 de noviembre de 2008

maría y eva

María abrío sus piernas. Eva abrió sus labios. Todo lo que ocurrió en ese momento quedó allí encerrado, ante las paredes que no dejaban de ser inseguras.
El telefono descolgado, mudo, atónito. María y Eva estaban a punto de dar un paso decisivo. La consecuencia lógica de cualquier fantasía adolescente ante una relación como la suya. Todos lo imaginaban, todos lo intuían, pero nadie sabía lo que aquello podía suponer.
Eva sintió mucho calor y suponía que María tambíen, a juzgar por su humedad. Dulces sus cuerpos que estaban convirtiendose en lo que ahora son.
Dulce confianza y traición llevada a cabo por la que era para él la mujer de su vida. Un triángulo blindado que cambiaría de forma, pero que tendría siempre tres picos. Tres opiniones, tres miradas y tres placeres enganchados en los pechos de Eva.

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