viernes, 20 de febrero de 2009

las parafernalias

Eran ya las 3 de la madrugada cuando te vi por primera vez, con tus ojos clavados en mi cuerpo.Supongo que no reparé en ti hasta un poco después, porque ni siquiera eras original en la dirección de tus miradas.Tetas, culo, corsé...Pero bueno, supongo que como todos los hombres sin ningún atractivo especial, tenías esa gracia, esa chulería que generalmente me gusta.La suficiente poca vergüenza como para acercarte a mi 20 minutos mas tarde y decirme que simplemente querías tener sexo conmigo porque tenía cara de ser inclreible en todo lo relacionado con el sexo. Unas tetas perfectas, labios carnosos, mi piercing en la lengua, mi pelito, pelo de viciosa como tú dijiste y eso, que querías tenerme desnuda en tu cama, como suponías habia estado ya en muchas otras. No te equivocabas del todo, pero tampoco sería cierto decir que había estado en más camas que tú.Supongo que eso se notaba, eso de la igualdad de condiciones y eso me gustaba. PLanteaba un reto interesante, no un simple polvo en el que que te luces sobretodo por la falta de imaginación de tu contrincante. Tu compañero, tu complice por una noche, pero a la vez tu contrincante. Y a mí siempre me han gustado los contrincantes duros, porque eso supone, una cantidad de placer proporcional.Estábamos entonces en tu cama. Desnudos. Sin más parafernalias, sin máscaras de rejilla ni armaduras musculosas.Solo dos cuerpos. Y entonces descubrí, entre charcos de sudor y demás humedades que no me servías para nada. Eras guapo, bonito cuerpo, bonitos besos. Pero eras demasiado pretencioso, querías marcarme para siempre, que te nombrara entre mis amigas como el polvo de mi vida, y lo siento pero no tenías cualidades para eso, aunque te lo trabajaras. Había otro hombre por encima de ti en la lista, y más arriba aún, en lo alto de la clasificación: Yo.Así es la vida. Yo vi también que seguramente nunca podría conseguir ser ese polvo numero uno, no al menos para ti. Que las preferirías más delgadas, o más guapas o más serviciales y que por lo tanto eso era más que sexo. Era un grupo de envolturas unidas para no hacerme sentir calor.terminamos sí. Pero supongo que, y si no, me alegro por ti, a los dos nos pareció sexo mediocre. Sin fuegos artificiales, ni de los innecesarios ni de los reconfortantes. Todo correcto, todo humedad eso sí. Una buena noche, una buena noche porque al terminar, recibí una llamada que sí me hizo sentir ese calor extremo que como otras veces llegó a ser desesperante. De todo se aprende.

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