miércoles, 25 de marzo de 2009

la carne ante el espejo

Para aquellos que se quedaron con las ganas al acabar la conversación...y para mí, una vez más:


Me encantaba mirarme en aquellos espejos. Creo que hasta aquel momento siempre me había dado cierto reparo. Tal vez el hecho de que la imagen que me devolviera el cristal no terminara de gustarme, o que me cohibiera de alguna manera no terminaba de convencerme, pero los hechos así lo trajeron y así fue. Tras pasar ante la atenta mirada de las dueñas de aquel negocio y tras pensar que no debería escandalizarles para nada el hecho de que sus habitaciones se usaran simplemente para follar entre con cara de chica modosita en la habitación. Me encantó. Una barra, un salón grande… Empezamos a besarnos, ahora ya sin poder ser vistos por cualquier viandante. Besó mis pechos y yo los saqué del sujetador, para que pudiera disfrutarlos bien.
Me hacía sentir muy deseada. Me encantaba gustarle tanto. Notar como sus ojos se entrecerraban y sonreía al mirarme, lleno de ganas por tocarme, por besarme…
Me dijo que me desnudara y yo lo hice. Casi siempre lo hago como si no me supusiera nada, pero supongo que como todos busco la aceptación en la otra persona. Sus resoplidos al ver mi culo hicieron que me sintiera guapísima. Que sintiera que estaba buenísima y eso me puso, como siempre, cachonda. Cuando entré en el cuarto, tras sus miradas desde el sofá, él ya estaba tumbado en la cama.
Vi los espejos. Primero me mire yo, al frente, mire mi cuerpo, sus formas y vi como a él le gustaban, vi como su sexo me esperaba, para que yo fuera a disfrutarlo. La verdad es que no me dejó que la tuviera entre manos mucho tiempo. Pero no me importó, cada vez necesito menos demostrar lo buenas que son mis felaciones. Será que me estoy haciendo mayor.
Empezó a comérmelo él. Era una persona con experiencia. “Aquí está el punto G” me dijo. Me hizo gracia. Pero la verdad es que lo hacía fenomenal. Llegó un momento en el que, con un dedo en mi coño, en mi culo, su lengua, su todo, ya no sabía que me estaba haciendo. Era genial eso. Sentir placer, solo placer, sin saber casi ni con qué.
Muchas veces me pasa que cuando me caliento mucho, me cuesta correrme por el sofoco y por otras pequeñas interrupciones que hicieron que perdiera el hilo de su lengua.
Se levantó a por agua. Y bebimos los dos tumbados en la cama, hasta que retomamos.
Mientras me comía el coño, miraba a la derecha y veía nuestros cuerpos en el espejo. Miraba mi cara y su cuerpo de espaldas dándome placer. Veía mis piernas levantadas hacia los lados, su culo, el mío. Todo con un color tirando a ocre. Era bonito. Resultaba incluso pictórico. Más tarde, mientras movía mis caderas sobre su cuerpo, me dijo que sería una película porno buenísima. Pensé que no me importaría nada que me grabaran así, con mis muslos rodeándole. Con mi cuerpo sobre el suyo. Cuando me puso a cuatro patas ya, no dejábamos de mirar. Yo miraba su cara y el miraba mis pechos que colgaban, y se movían como él hacía que se movieran. La verdad es que follaba fenomenal. Movía su sexo en el mío. Cada movimiento era excitante, pero entonces, como ya habíamos hablado antes en el coche, me recordó con hechos cúando es una mujer más puta en la cama. Estaba excitada, lo que supone que estaba más que lubricada. Por alguna extraña razón no encuentro manera de decir sin resultar vulgar que me la metió por el culo. Y otra vez, sentí que aquello me gustaba más de lo que creía en un principio.
La primera vez que lo hice estuvo bien, porque además no sentí demasiado dolor. Supongo que mis primeras veces siempre son buenas… Pero no lo había hecho con nadie más hasta el día anterior. Y de repente de tarde a tarde tenía otra polla dentro de mí. Fue muy placentero, y muy muy sincronizado. Me encantó acabar a la vez. Los dos. Notar cómo caía de mí y retenerla para que se quedara un ratito más. Cuando recuerdo algunos momentos no puedo evitar querer poner algún que otro mmmm entre palabras y puntos…
Nos limpiamos, me duché y cuando estábamos a punto de irnos llamaron a la puerta. Salí a la calle con la cara roja. Con la sensación de temblor en las piernas y los ojos cansados, cargados y brillantes, como cada vez que el sexo es bueno. Con la sensación de haberme quedado más que satisfecha pero con el calor dentro aún.
Charlamos en el coche hasta que me dejó en Gran Vía.
- Sorpréndeme la próxima vez.
- Si dejas que haga lo que quiera puedo llegar a ser muy morbosa.
O algo por el estilo. “Ha sido maravilloso” me dijo y yo salí del coche con el escote inclinado y una sonrisa feliz, como en los mejores cuentos.
Me dijo que ya no dejara que ningún hombre más me raptara por la calle, que ya era demasiado por un día y por cosas del destino nada más salir del coche y dar tres pasos un negro enorme empezó a hablarme, yo me reía por dentro. Tuve que decir que no a su invitación para un café y a cobijarme bajo su paraguas cuando empezó a llover una vez más.
Las rosquillas del dunkin tuvieron que tragarse mi historia ya que no tenía a nadie a mano para soltar mi alegría. Tras leer las perlas de Sodoma un buen rato salí a la calle. Salí a la Gran Vía, con la estupenda sensación de ser maravillosa. Dos en un día no es un mal número.

martes, 24 de marzo de 2009

1

Tras tantos textos desordenados, no es extraño que a estas alturas cuente, simplemente, mi primera vez...



La primera vez que hice una sesión fotográfica con un desconocido, perdí mi virginidad. Tenía ganas. No había tenido apenas experiencias sexuales. Era una persona muy inexperta, pero muy inquieta. Tenía las cosas muy claras. Podría decirse que conocía bastante bien mi cuerpo, mis sensaciones y me gustaba mucho jugar con el morbo. Era el principio de una etapa en la que empecé a apartar quizá mi lado romántico, con el fin de conseguir un placer más práctico.Puede que mi mejor amiga y su concepción del sexo me influyeran. Seguramente.Tenía ganas de sentir el sexo, de sentir que era ser penetrada. No quería hacerlo con cualquiera. Pero tampoco necesitaba sentir amor. Necesitaba solo sentir inquietud y atracción por la persona que fuera.Me pareció una muy buena primera experiencia. Siempre he creído que él no se enteró, y supongo que eso me hizo sentir medianamente bien. Me hizo sentir que mi vida sexual, sería satisfactoria y que tenía una perspectiva del sexo bastante liberada. No lo sé.Subimos a su piso. Yo estaba bastante desinhibida, creo que sentía que estaba ejecutando un papel que me daba seguridad. Pero estaba alterada igualmente. Empecé a ponerme la ropa para la sesión, para las fotos, a enseñarle lo que había llevado, a contarle la historia de cada corsé...me sentía agusto. Sentía que era una niña picara y aunque no tenía por que pasar, tampoco descartaba la idea.Empezamos a hacer las fotos tras poner la música. Janis Joplin, desde entonces summertime siempre me recuerda a mi primera vez.Como decía, empezamos a hacer las fotos, tumbada en su cama, forzando algunas poses. El trajo un hielo, lo coloco en mi escote, despues sobre el corsé, después sobre mi falda. Yo sentía una especie de tensión, mitad agobiante, mitad sofocante. sentía que era una niña que jugaba a ser mayor, pero no me hacía sentir mal, solo me hacía sentir especial. Pensaba en mi amiga, que una hora antes me había dejado en la parada del autobús, y pensaba que ella no estaba allí, y que tenía ganas de contarselo y que...pensaba muchas cosas.De repente, subió hacia mí y me beso.-No he podido evitarlo- me dijo. Me encantó esa frase. Me encantó sentirme deseada.Bajó entonces entre mis piernas y lamió mi sexo a través de las medias, que cada vez tomarían más fuerza como fetiche. Me encantaba esa humedad, sobre la tela, su respiración sobre mi coño.Empezó a meterme los dedos. Me sentía extraña. Pero extraña por no tener apenas pudor. Siempre me había imaginado ante algo así llena de vergüenzas y complejos. Pero no era así. Y eso me gustaba. Me gustaba cumplir mis ideas respecto al placer.Entonces el se pusó un condón y empezamos a follar. No me hizo daño, no sangré, mi himen estaba roto ya seguramente. eso me hizo sentir más segura. Claro está que no todos mis movimientos eran acertados ni ágiles, tenía calor, pero creo que estaba más pendiente de entender todos mis pensamientos y de ordenar mis sensaciones que de correrme. No llegué al orgasmo. Pero no me importó. No era necesario.Nos quedamos abrazados, con mi cabeza apoyada en su cuello, con el corsé y la falda puestos todavía. Y tenía tantas ganas de compartirlo.Estaba orgullosa de mi misma. De mi experiencia y de que hubiera sido especial. Me daba morbo la situación, el haber sido un objeto de deseo durante aquella tarde.Él me hizo unas fotos después, mientras hablaba con el padre de mi amiga, intentando cuadrar un poco mi historia. Tenía la cara rojísima. El pelo más alborotado de lo habitual. No estaba espcialmente bonita, pero me sentía radiante.Me acompañó al tren, y de vuelta al pueblo no paraba de pensar, en lo curioso que es esto del sexo. Yo acababa de follar y nadie lo sabía. En cambio, yo sentía que cada parte de mí se lo gritaba al mundo.Cuando me encontré con mi amiga, al entrar en su cuarto, al cerrar la puerta, al mirarnos de manera cómplice, me soltó una de las frases que más gracia me han causado nunca, una de las frases más ciertas y descriptivas que he oído:- Hueles a polvo.- eso y la sensación de seguir siendo penetrada mientras hablabamos tumbadas en la cama nunca se escaparán de mí.

PRIMERA PARTE (visión de Eva)

Es largo de contar lo que sucedió aquella noche. Largo, extraño y a veces un poco difuso.Salimos para matar una noche más, en Pamplona. Nuestros corsés, nuestras medias, faldita corta y como no, encadenadas por el cuello. Yo sentía que éramos, como otras veces, una especie de fantasía sacada de una peli porno, que se dejaba caer por esta ciudad tan sencilla, tan recatada, tan impresionable ante cosas así. Íbamos por la calle, dignas como siempre, peleando por mantener la seguridad ante las miradas, fugaces, algún que otro ladrido.Conocimos a un tío en uno de estos bares y tras acompañarle a sacar dinero fuimos a tomar unas copas. Algún que otro beso, él nos llevaba a cada una a un lado, pero seguíamos atadas por el cuello. Sus amigos no terminaban de entender, pero supongo que era la envidia de más de un hombre en aquel bar. Mientras bailábamos yo me fije en un tío con rastas. Le dije a María que no me importaría liarme con él. Pero seguimos jugando con éste. Al rato decidimos irnos. Salimos fuera del bar con él y el nos cogió en brazos a las dos mientras la gente alrededor grababa. Me pareció tan extraño. Toda la gente mirando, cómo si no tuvieran nada mejor que hacer, y a la vez me sentí importante, observada. Le dijimos que nos íbamos a casa, que estábamos cansadas, obviamente era mentira. Nos apetecía seguir jugando, por nuestra cuenta. Nos escapamos por las calles. Entonces vimos a un tipo, apoyado en la entrada de un bar. María me dijo que hace poco había soñado que se liaba con un chino. Él tipo en cuestión, era chino, cómo podéis imaginar. Nos acercamos a él y ella le dijo:- ¿A qué hora sales de trabajar?- No estoy trabajando.- ¿Vienes con nosotras?- Vale.Yo estaba flipada. Él también. Tenía una cara de medio impasible y de acojonado que vaya. Llegamos al piso de mi hermana que estaba a una calle de allí. En la puerta del portal ella le preguntó si podría con las dos. Él dijo que creía que sí, y me miraba cómo preguntándose qué clase de personas éramos, sobretodo ella. Subimos los 6 pisos (sin ascensor) y cuando llegamos a casa le dije a María que yo me iba. Creo que realmente no me había planteado que aquello pudiera pasar de verdad. Además, aquel tío había salido de los sueños húmedos de María, no de los míos.Allí les deje y volví a bajar a la calle con la clara idea de subir a alguien. Como mi gata cuando salía a cazar a la calle. Igual. Esperaba que la despensa esperara intacta.Ya en la calle, la gente me decía que al final habíamos soltado la cadena. Uno de los que me dijo eso era amigo del tío de las rastas. Empecé a hablar con ellos. Les dije que iba a acoplarme a ellos descaradamente y me dijeron que encantados.Fuimos a un bar y de repente, no sé muy bien después de qué, no recuerdo, empecé a liarme con el antes mencionado. Tenía una especie de vena exhibicionista y yo personalmente no tenía ganas de que todo el bar me viera el coño. Su amigo me decía que yo mucho decía pero que luego… Le invité a subir al piso. Y él seguía con sus ansias de enseñar mis partes más intimas a todo aquel que quisiera convertirse en espectador.Fuimos a casa. Subimos otra vez los seis pisos y al abrir la puerta…

2ª PARTE

De repente, en un piso de 28 metros cuadrados, María se levanta, el chino salta detrás sobre un colchón en el suelo. Podría decirse que además de cortarles el orgasmo estábamos a punto de vivir una experiencia subrealista. En unos minutos y ante la mirada expectante de los dos tíos, María y yo discutíamos por los condones, que si tú tienes más que si dónde están los estriados… nos saltaba la risa, supongo que porque nos dábamos cuenta de que aquello muy normal no era. Yo creo que ellos también alucinaban un poco pero bueno, al poco rato ya habíamos hecho la repartición de bienes y estábamos en la misma habitación. Yo en el altillo y María en el colchón del suelo con el chino.No sé cuantos años tenía él. Y el nombre tuve que preguntárselo cuando se iba de casa. Mientras hablábamos frente a la puerta, en la cocina. Mientras me decía que eso lo hacíamos mucho, que mucho sabíamos sobre eso. No se sabe si eso le gustaba o le parecía mal. Si él supiera. Si él supiera cuantas cosas nuevas acababa de hacer yo con él, mientras pensaba que era una especie de puta promiscua. Me reía por dentro. Me sentía orgullosa otra vez de mí misma. Por cómo había llevado la situación, de cómo me había camuflado, de cómo me había superpuesto y había superado mis inseguridades para convertirme en la imagen que había proyectado.Pero será mejor que cuente lo que pasó durante aquellas horas.María se reía mientras decía que no miráramos hacia abajo, intentando que no entrara luz entre las rendijas de la persiana de madera. Yo le decía que no mirábamos, y así era. Eso sí oír sí oíamos. Ella gritaba muchísimo, a ratos me hacía gracia y a ratos me hacía sentir presionada. Sentía que yo también tenía que disfrutar tanto como ella. De todas formas he de decir que tampoco lo tenía tan fácil ya que mi amante no era lo que se dice demasiado bueno. Yo no entendía porque creía que estaba dentro de una peli porno y me metía los dedos como quien desatasca un baño. Y yo, era inexperta, pero siempre he tenido muy claro, que no me iba a callar por aparentar. Hicimos un 69, se puso encima, luego fui yo quien le cabalgaba (con algún que otro golpe contra el techo incluido). Seguía oyéndoles gritar y con mi particular pelea con los condones. De repente empezó a penetrarme sin preservativo y yo que era muy responsable, como debe ser, se la saque a toda prisa con la mano. Apretando. Él pegó un grito y yo le miré como, ¿Qué coño te creías?No teníamos más condones, así que tuve que quitárselos a mi hermana. Ladrona.Pasaron muchas cosas aquella noche y me cuesta acordarme de todo, recordar el orden. En un momento el chino empezó a gritar porque ella le hacía algo, yo no sé qué clase de paja mental empecé a hacerme y ella me dijo en euskera que luego me contaría. Resulta que le estaba lamiendo los pezones. Anda que no… (no pude evitar reírme).Luego le comí la polla. La primera polla que mamaba. Él me dijo que era buenísima, que seguramente hacía mucho eso y yo sonreía como quien no quiere la cosa. Y pensaba. Aquel tío, que tendría sus veinti treinta fácilmente y que ni siquiera sabía tocar bien a una mujer y yo, tan inexperta, hice que se corriera con más destreza de la que yo misma me presuponía. Siempre he analizado mucho las cosas. Soy muy perfeccionista y me gusta documentarme antes de hacer nada. Sé que suena estúpido, pero no me permito hacer mal las cosas y aunque fuera la primera, tenía que ser buena, mejor, mejor que otras.Nos quedamos tumbados, con su brazo “protegiéndome”. Y yo empecé a masturbarme. Una cosa es que fuera una niñata y otra que no quisiera sentir placer yo también. Yo me tocaba, y él empezaba a tocarme. Yo apartaba su mano, porque me hacía daño. Porque tenía las uñas largas, y yo no paraba de pensar en las conversaciones de mi hermana con sus amigas. Y de cuando decían que los guitarristas no eran buenos amantes y que ya me daría cuenta. Qué razón tenían.Bueno cómo decía, ahí estuvimos peleándonos por la custodia de mi coño hasta que al final ya me corrí.Al rato María y el chino se levantaron a comer algo y allí anduvimos todos dando vueltas semi desnudos. Mi amante y yo sentados en el sofá y empezó a liarse conmigo otra vez, sacando su vena exhibicionista nuevamente.Para que la aventura tuviera algo de tópico y normal el chino empezó a hacer arroz. Y yo le dije que si no ofrecía. No te digo, tío maleducado. Yo no quería pero…soy así de petarda.Los chicos empezaron a hablar entre ellos mientras veían la MTV, nosotras dábamos vueltas (a lo largo y ancho de nuestra mansión), y entonces me empecé a reír, como una boba. Y ella me miraba… es una tontería pero me hizo gracia descubrir de pronto que tenía un condón pegado a mi muslo. A todos nos pasa ¿No María?Pues eso empezamos a liarnos sobre la encimera de la cocina, mientras ellos veían la tele. Al rato se marchó, como ya he dicho antes. Ella le decía que no debía dejarme sola, pero a mí realmente me traía un poco sin cuidado.Me tumbé en el sofá, porque la parejita ya había colonizado mi altillo y ahí me quedé oyéndoles un poco mientras intentaba dormir. A las dos horas nos levantamos otra vez y cuando él se fue, empezamos a compartir impresiones y opiniones, como debe ser.Acabábamos de compartir algo muy personal, algo que nos unía más aún. Más y más.

domingo, 22 de marzo de 2009

la conversación

El otro día, tuve una charla con un amigo. La tarde anterior había recibido su visita en casa, al mediodía. Vino a hacerme sexo oral. De la siguiente conversación se intuye que tras estar con él, hubo algo más. Espero que se entienda más o menos bien.






- Me dejaste con un calentón encima

- ya

- Me gusta eso de cuando estoy contigo, que siempre me quedo ardiendo. No lo digo como algo negativo. Vaya tarde la de ayer. Uff.

- jaja

- ¡Ay! Si tú supieras. Voy a escribirlo ahora.

- jajaj

- ¿quieres que te lo cuente?

- a ver, cuéntame.

- Mi día de ayer fue de peli porno.

- jajaj

- Cuando te fuiste, me quede sola, masturbándome, porque claro.... jmmm

- mmmmmmm

- Me encanta cuando dices q te gusta mi coño. Cuando te apartaste de mi (así en plan voy a hacerte el vacio), malo más que malo, estaba a punto de volverme loca. Bueno, me corrí, llamé para activar una tarjeta y me vestí para ir a la escuela de María a ver si le pillaba antes de ir a clase porque eran las 3, asique me puse mis medias rojas, la minifalda negra y la camiseta q llevaba. Eso si salí de casa con la camiseta al revés. ¡Jajaja! Iba pensando que cuando estoy contigo salgo de casa oliendo a sexo. Salgo muy segura, como si supiera que se nota que llevo hormonas masculinas encima.

- jajaja

- Que estaba bajando hacia el metro por la cuesta y de ponto me dijeron desde un coche que estaba muy guapa. Como me daba el sol de frente. por un momento pensé que eras tú y me quedé mirando. Total que me dijo que era preciosa y que a dónde iba. Le dije que a Embajadores y me dijo que él iba para Bilbao y que si quería me llevaba. Y se paró en medio de la cuesta.

- Qué bueno

- Estás haciendo cola le dije y me dijo, me da igual ¿te llevo? Total que siguió hasta la esquina y yo detrás. Empezó a llover más fuerte y le dije, no sé, soy muy de pueblo y muy confiada, no sé yo si tendría que subir. Di la vuelta al coche, abrí la puerta y le dije que eso no era ni medio normal, pero me dijo que tranquila, que no pasaba nada que con tal de llevar a una chica como yo a su lado… ufff me puso muchísimo eso. Me monté y empezamos a hablar.

- Es de peli porno, pero la que todo quisiéramos vivir.

- En serio, me sentía como en esas pelis en plan caseras en las que van a por una chica, le dicen que si no se que, ella se hace de rogar y al final... jajajaj (yo tampoco me hacía de rogar ya que no tenía porque pasar nada). Bueno eso. Me preguntó la edad y al decirle que tenía 19 dijo: joder.
Le dije que si me veía muy envejecida y me dijo que no, que estaba estupenda, buenísima, pero que él si era más viejo. Tenía 38 y le dije que no era para tanto. No sé por qué le dije que acababa de estar contigo. Lógicamente, eso derivó la conversación hacia temas sexuales. Me enseñó el anillo de casado. Le dije que ya se lo había visto. Y eso, me dijo que tenía unos ojos muy sexys y cuando íbamos por Goya, paró cerca de una marquesina para que le mirara. Sabes que adoro mis ojos, asique cualquier tipo de mención…
-.
- ¿Le dijiste que habías estado follando conmigo? El tipo se animaría.

- … jajajaj le dije que no habíamos follado. Que para mí no es indispensable.

- Ahhhh

- Me dijo que para él tampoco. Que era muy morboso, muchísimo. Y eso, cuando paramos en Goya me dijo que era muy fácil follar hoy en día. Que lo bueno q tenéis los hombres más adultos es que tenéis experiencia y esas cosas. ¿Te he dicho que se sacó la polla? Me dijo a ver si me gustaba.

- ¿En serio? está pirao.

- Y le dije que a ver si quería que se la chupara allí. Jajajaja Me dijo que no, que una cosa era ser morboso y otra ir dando el cante por Goya. Me dijo que le gustaba, se me quedo mirando y me pidió un beso. Jajaja Ya me había acariciado los muslos y me dijo que aun estaba caliente jajja! Es como que le di el beso y me dijo, ahora disfrútalo. Total que me dijo que conocía unos apartamentos... ¿Ahora? Le dije, sí, y allí fuimos

- ¿Dónde?

- Seguimos hablando de sexo, de a ver si me gustaba todo tipo de practica...Le dije que eso es muy relativo, pero bueno, hablamos de un trío que hizo con un amigo y una amiga, de la doble penetración, de María, de mi experiencia con ella y llegamos al edificio aquel.

- ¿Por dónde?

- No sé. Habíamos pasado ya Avenida América, pero tampoco me sitúo demasiado. Era una zona pijilla, bueno, él también. Jajajaja! Iba trajeado y esas cosas. Total que subimos al 5º piso. Yo me quedé esperando al lado del ascensor mientras él iba a pagar la habitación. Me dijo si quería tomar algo y pillo dos botellines de agua. Yo estaba medio flipada, porque claro, era una escena irreal. “Cariño ven” me dijo, y entramos en la habitación. Ooooh! Que sitio tan bonitoooo. Una especie de barra, un salón. Y empezamos a liarnos allí. Empezó a tocarme las tetas, a mordérmelas. Me quité la camiseta y nos empezamos a desnudar mientras me miraba moviéndose alrededor. Estaba agachada quitándome las medias mientras él tirado en el sofá se tocaba mirándome. Me quedé mirándole y le dije que yo tenía que haber nacido en los 50 para ser una estupenda pin up. “qué culazo” dijo y me dio la razón. Me encantó que me dijera que le gustaban las mujeres como yo, con formas, que estaba buenísima y que, qué pena que no tuviera su cámara allí para fotografiarme o grabarme. Sabes que me encantan las fotos, asique mmmmm. Me dijo que le estaba poniendo mogollón. Que era muy sexy y se fue al cuarto. Dos paredes de la habitación estaban llenas de espejos y mientras entraba me quede apoyada en el marco de la puerta, mirándole y mirándome. ¿Te pone?

- Sí.

- mmmm… ¿Quieres que siga contándote o te lo imaginas?

- Sigue.

- Empecé a chupársela despacio y me dijo que le mirara, que le encantaba y que me tumbara que me quería comer el coño. Nunca he sabido ordenar bien las relaciones sexuales jajajaja! Empezó a meterme un dedo. Era de esas personas que sabe muy bien que sabe hacerlo bien valga la redundancia y eso me pone muchísimo. Esa especie de seguridad chulesca mmmmm… Es como cuando tú dices que eres malo. Es como que sabes que me pone y lo utilizas porque sabes que no me cabrea. ¿Estás?

- Sí.


Por ahora esto es todo, es la introducción, el viaje hacia el sexo. Hacia lo que ocurrió después. Espero que la imaginación nos funcione todavía de alguna manera.

El trío

Casi pasé toda la noche sin dormir, conversando con los protagonistas de mi última vivencia, que ahora ya no es tan última. Cómo me tocaban, cómo me miraban, cómo hacían que me sintiera como una auténtica Diosa. Completamente repleta, completamente ...alegre? No sé cómo describirlo.
la verdad es que cuando llegué a casa estaba aún asimilándolo. La atenta mirada de María me esperaba y esque no era para menos. Mi deseo sexual por excelencia había sido realizado. No es que sea lo que más me pone pero tenía muchísimas ganas de hacerlo.
Resulta que cuando has hecho tu primer trío, empiezas a descubrir que no es algo insólito. Mucha gente lo ha practicado y a mí como con toda experiencia se me enciende la necesidad de compartir lo sentido. Cuando llegué a casa, como decía, no se notaba en mí nada especialmente raro. Había estado follando sí, pero no estaba demasiado efusiva. Los días siguientes me hicieron ver que tendría que repetirlo más veces porque de repente la idea de estar con un solo hombre me parecía ahora...poco. De todas maneras, en tres días pareció desaparecer esa exigencia, ya que estaba siendo penetrada una vez más por un hombre que intentaba hacer el papel de los dos, entrando y saliendo a su antojo de mí.
Parece una tontería, pero me sentía orgullosa de mí, y así me siento también ahora, al recordarlo y esque, aunque me veo incapaz de describir los hechos de manera ordenada, aunque lo que vaya a escribir pueda resultar incluso poco fiable, fue todo tan natural y fluido que me extraño.
Todos los movimientos, todos los sonidos, las poses, las fotos, sus caras, sus ojos, los míos, poderosos, fuertes, llenos de sexualidad, que no dejaban de mirar cada escena intentando recolocarse en aquel momento tan pornográfico, tan sucio, tan excitante.
Ahora lo recuerdo, recuerdo como estaba ahi en medio, o encima, o debajo, desbordada, repleta y también recuerdo como pedíamos a uno más entre risas y gemidos, en una situación que yo describiría como plena amistad momentanea. La absoluta confianza sexual.
No sé. La verdad es que no se me hace nada fácil escribir sobre esto. Sin entrar en detalles, sin resultar vulgar, sin empezar a hablar de la doble penetración y de como mi boca se abría al máximo, y del agua y de esa cortina tan sexy y de todo. Es más complicado de lo que parece abrirse de piernas de manera elegante, abrir los recuerdos y no rasgarlos con alguna palabra inadecuada. Otro día intentaré explicar, roce a roce como fui follada por dos hombres. Como sus cabezas pendían de mi pecho y mi sonrisa se perdía entre las peirnas de ambos.
Otro día bajaré mis faldas mientras escribo, para darme un homenaje, humedo de recuerdos.

sábado, 7 de marzo de 2009

EL TÍO

¿Por qué sabe él de mis amores? ¿Por qué deduce que hay muchos hombres en mi vida?
¿Estará acaso explorando en mi mundo para descubrir nuevas historias?
No lo sé. Pero me importa…
Espero poder ganarme las respuestas o robarlas dentro de otra persona. Puedo dejar que me trague y luego irme de viaje dentro de ella.