martes, 24 de marzo de 2009

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Tras tantos textos desordenados, no es extraño que a estas alturas cuente, simplemente, mi primera vez...



La primera vez que hice una sesión fotográfica con un desconocido, perdí mi virginidad. Tenía ganas. No había tenido apenas experiencias sexuales. Era una persona muy inexperta, pero muy inquieta. Tenía las cosas muy claras. Podría decirse que conocía bastante bien mi cuerpo, mis sensaciones y me gustaba mucho jugar con el morbo. Era el principio de una etapa en la que empecé a apartar quizá mi lado romántico, con el fin de conseguir un placer más práctico.Puede que mi mejor amiga y su concepción del sexo me influyeran. Seguramente.Tenía ganas de sentir el sexo, de sentir que era ser penetrada. No quería hacerlo con cualquiera. Pero tampoco necesitaba sentir amor. Necesitaba solo sentir inquietud y atracción por la persona que fuera.Me pareció una muy buena primera experiencia. Siempre he creído que él no se enteró, y supongo que eso me hizo sentir medianamente bien. Me hizo sentir que mi vida sexual, sería satisfactoria y que tenía una perspectiva del sexo bastante liberada. No lo sé.Subimos a su piso. Yo estaba bastante desinhibida, creo que sentía que estaba ejecutando un papel que me daba seguridad. Pero estaba alterada igualmente. Empecé a ponerme la ropa para la sesión, para las fotos, a enseñarle lo que había llevado, a contarle la historia de cada corsé...me sentía agusto. Sentía que era una niña picara y aunque no tenía por que pasar, tampoco descartaba la idea.Empezamos a hacer las fotos tras poner la música. Janis Joplin, desde entonces summertime siempre me recuerda a mi primera vez.Como decía, empezamos a hacer las fotos, tumbada en su cama, forzando algunas poses. El trajo un hielo, lo coloco en mi escote, despues sobre el corsé, después sobre mi falda. Yo sentía una especie de tensión, mitad agobiante, mitad sofocante. sentía que era una niña que jugaba a ser mayor, pero no me hacía sentir mal, solo me hacía sentir especial. Pensaba en mi amiga, que una hora antes me había dejado en la parada del autobús, y pensaba que ella no estaba allí, y que tenía ganas de contarselo y que...pensaba muchas cosas.De repente, subió hacia mí y me beso.-No he podido evitarlo- me dijo. Me encantó esa frase. Me encantó sentirme deseada.Bajó entonces entre mis piernas y lamió mi sexo a través de las medias, que cada vez tomarían más fuerza como fetiche. Me encantaba esa humedad, sobre la tela, su respiración sobre mi coño.Empezó a meterme los dedos. Me sentía extraña. Pero extraña por no tener apenas pudor. Siempre me había imaginado ante algo así llena de vergüenzas y complejos. Pero no era así. Y eso me gustaba. Me gustaba cumplir mis ideas respecto al placer.Entonces el se pusó un condón y empezamos a follar. No me hizo daño, no sangré, mi himen estaba roto ya seguramente. eso me hizo sentir más segura. Claro está que no todos mis movimientos eran acertados ni ágiles, tenía calor, pero creo que estaba más pendiente de entender todos mis pensamientos y de ordenar mis sensaciones que de correrme. No llegué al orgasmo. Pero no me importó. No era necesario.Nos quedamos abrazados, con mi cabeza apoyada en su cuello, con el corsé y la falda puestos todavía. Y tenía tantas ganas de compartirlo.Estaba orgullosa de mi misma. De mi experiencia y de que hubiera sido especial. Me daba morbo la situación, el haber sido un objeto de deseo durante aquella tarde.Él me hizo unas fotos después, mientras hablaba con el padre de mi amiga, intentando cuadrar un poco mi historia. Tenía la cara rojísima. El pelo más alborotado de lo habitual. No estaba espcialmente bonita, pero me sentía radiante.Me acompañó al tren, y de vuelta al pueblo no paraba de pensar, en lo curioso que es esto del sexo. Yo acababa de follar y nadie lo sabía. En cambio, yo sentía que cada parte de mí se lo gritaba al mundo.Cuando me encontré con mi amiga, al entrar en su cuarto, al cerrar la puerta, al mirarnos de manera cómplice, me soltó una de las frases que más gracia me han causado nunca, una de las frases más ciertas y descriptivas que he oído:- Hueles a polvo.- eso y la sensación de seguir siendo penetrada mientras hablabamos tumbadas en la cama nunca se escaparán de mí.

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