miércoles, 21 de enero de 2009

El Casado

Hace poco que pasó esto. Poco llevo también en Madrid. Sentada frente al ordenador. Charlando. Hablando sobre mi idea. Sobre quién era Eva, sobre si existía de verdad.
- Pídeme que vaya.
- Ven.
- Pídeme que vaya.
- Ven.
- Dame tu dirección.
Tres cuartos de hora más tarde esperaba en mi piso. Con un vestidito corto y unas medias de colegiala hasta las rodillas. Nerviosa por el encuentro. Nerviosa por cumplir la fantasía cómo habíamos acordado.
No sabía si vendría o no. Pero tenía ganas de tumbarme en la cama con los ojos tapados y esperar que lamiera mi sexo.
Cuando llamó al portero automático, dejé la puerta de casa abierta y me tumbé en la cama con las rodillas flexionadas.
Tenía miedo, pero otra vez más descubrí que mi inquietud superaba las barreras. Mi confianza podía con los peligros. Entró en casa y se me quedo mirando. Me levanté y nos besamos. Era muy húmedo. Le notaba lleno de ganas por tenerme. Después de enseñarle el baño y poner música de fondo fui a la habitación esperando no encontrármelo desnudo sobre la cama con las manos tras la nuca. Estaba quitándose la corbata. Me dio morbo pensar que era un hombre casado. Un hombre 21 años mayor que yo. Un abogado. Y no me sentía nada pequeña a su lado. Sentía de echo que estábamos a niveles muy parecidos. Que pensábamos casi lo mismo respecto a ese encuentro.
Liarme con un casado estaba en mi lista de cosas que cumplir. Lista que ahora mismo no sé dónde se esconde. Tendré que tacharlo algún día.
Prosigo. Me quitó las bragas y empezó a comerme el coño. Me gustaba mucho cómo lo hacía. Se notaba su experiencia. Se notaba su ansia. A veces demasiado. Se notaba que cómo me dijo un día, era esclavo de mi sexo.
Lo tuve sobre mí. Besándome, lamiendo mi cara, mordiéndome cada vez que se lo pedía. Fue todo muy rápido, muy pasional. Su lengua entro en mí. También sus dedos. En mi boca, en mi coño… tampoco quiero ser demasiado explícita. Ejem.
Mientras escribo esto me estoy planteando, hasta que punto estoy dispuesta a ir explicando mis experiencias. Si seré capaz de contar como acabé masturbándome yo mientras su dedo entraba en mi culo. No sé hasta qué punto es necesario dar detalles. Pero se supone que deben ser textos sin pudor.
Explicar las experiencias sexuales en un orden concreto se me hace difícil. Pasan por mi cabeza imágenes, flashes, sensaciones…me gusta recrearme en mi placer. Y a veces siento que esto que es tan público y a la vez siento tan mío es tan complicado de compatibilizar…
Bueno. Como decía, fue satisfactorio. Me encantó mirarle a los ojos. Vivir a Eva a través de ese momento, sentir que le hechizaba. Notar en su cara que cada vez deseaba más esa mirada. Que deseaba más a Eva y a Uxue.
Me gustó tenerle entre mis piernas. Hacerle que bajara. Que hiciera lo que yo pedía. Me gusto ponerme chulita y juguetona con él. Y sentir que a él eso le gustaba. Él me llamaba perra, yo le dije que no lo era. Él me dijo que ya lo sabía. Pero durante ese momento, escuchando heart shaped glasses me sentí su lolita. Y soñé con serlo durante más tiempo. La chica que pudiera darle sexo. Regalarle sus fantasías.
Se tiró sobre mí. Me mordió el cuello, mientras yo subía el culo. Me ofreció su polla. Yo le ofrecí mi cuerpo.
Yo le gustaba.
Se duchó y se marchó.
- Encantado de conocerte.
- Igualmente.
- Espero no haberte decepcionado.
- Igualmente.
Quise entender su sonrisa y su gesto como un: imposible ¿Cómo ibas a decepcionarme tú? Espero que sea así.
Eva.

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